Intocables es emotiva y muy divertida. ¿Qué más podemos pedirle a una obra de teatro? Seguramente se le puedan pedir muchas cosas más, pero seré sincera, qué ganas tenía de pasar un buen rato. Sin más.

La obra es archiconocida gracias a la película francesa homónima. La mayoría reímos en su momento viendo como se tejía la relación de amistad entre Philippe, en la adaptación al teatro, Felipe, y Driss. Y quizá por eso acudes al cine esperanzada, pero con cierta reticencia. Es difícil resolver determinadas escenas del filme. Es difícil llegar al corazoncito del espectador. Es difícil hacerle de nuevo reír tantísimo.

O no tanto. Porque Intocables, de Pentación espectáculos, consigue cubrir todas las expectativas. Sobre el escenario, Roberto Álvarez en el papel de Felipe y un inconmensurable Malcolm Treviño-Sitté, encarnando a Driss resuelven con facilidad lo que a bote pronto parece difícil. Álvarez, encarnando a un tetrapléjico desencantado y harto de condescendencia que, con tan solo movimientos de cabeza y expresiones faciales, transmite al público su hartazgo o su felicidad, dependiendo del momento. Treviño-Sitté, que desborda el papel con un descaro que no deja a nadie sin sonrisa en boca. La risa servida en bandeja. Sin escándalos. Se unen al logro Begoña Maestre, que pone en valor el papel de una rígida y cuadriculada Marga, e Iker Lastra, en el papel de fisioterapeuta preocupado. Los cuatro, cada uno perfecto en su papel, llevan de la mano una trama llena de entradas y salidas del decorado para conseguir emocionar, que no todo es reír, al respetable con una actuación distendida pero comedida cuando la escena lo requiere.

 

Y, os preguntareis, ¿Cómo solucionan el rodajes de exteriores? Con una serie de paneles sobre las tablas que adquieren una movilidad medida al milímetro mientras te muestran hechos y momentos imprescindibles para el desarrollo de la historia. (Aquí entra escena un caballero anónimo que se encarga de colocar y descolocar cuando es necesario).

Y es en esos paneles donde comienza la obra mostrando, con un toque de ácida critica, la selección de posibles cuidadores para Felipe. Caras parlantes que muestran su visión de los cuidados a enfermos y que, sin apenas darte cuenta, te abren lo ojos a base de estereotipos. Y es en esos paneles donde también se muestra, en escenas pregrabadas, los actos y ambientes exteriores, imprescindibles para entender como cuaja, pasito a pasito, la relación entre los protagonistas.

Es necesario reír, ahora más que nunca. Y con una obra coherente y cercana, Intocables consigue arrancarte risas y alguna carcajada.

Pasó con su gira por el escenario del Centro de Congresos de Barbastro, el sábado 2 de octubre de 2021, dejando el cartel de “entradas agotadas” balanceándose en la memoria de todos. Incluso de unos agradecidos actores que, por fin, veían un patio de butacas sin las habituales restricciones de aforo de los últimos tiempos.

Todo va volviendo a la normalidad, y si ese retorno lo acompañas de una sonrisa, mejor que mejor.