La segunda obra de la trilogía del dramaturgo David Barreiro, “Helsinki”, se estrenará esta temporada estival, concretamente, el día 19 de noviembre en Teatros Luchana. Una obra que habla del amor y de los diferentes obstáculos sociales que deberán afrontar Ana y Marcos para tratar de salvaguardar su relación sentimental durante los setenta minutos que durará el espectáculo. Bajo la dirección de Olaya Pazos, “Helsinki” atrapará al espectador con sus enredos amorosos que esconden, entre sus líneas, una profunda crítica a la precariedad laboral y la falta de oportunidades en nuestro país. Desde Es Puro Teatro, tenemos el placer de tener con nosotros a su autor y creador, David Barreiro.
Hablemos de tu obra Helsinki, es la segunda obra de una trilogía…
Es una trilogía que empecé con una obra llamada “Roma” y terminaré, aunque ya está escrita pero no representada, con una obra que se llama “Madrid”. Las tres tienen una cosa en común, son historias de amor, protagonizadas por parejas ya no tan jóvenes, en torno a los cuarenta años y, aunque son tres parejas diferentes tratan de reflejar a una generación. De hecho, los personajes siempre se llaman Ana y Marcos en las tres historias, aunque son tres parejas diferentes. Básicamente, las tres tienen un elemento común: cómo lo público o lo social afecta a lo privado y lo íntimo, en este caso, a la relación personal de una pareja. Y, cuando digo lo público y lo social, me refiero a situaciones de crisis de diversa índole. En el caso de “Roma” era la crisis económica derivada de la burbuja inmobiliaria durante los años 2013 y 2014 y toda la caída del sistema financiero mundial y que, en España, ha afectado mucho por el tema del ladrillo. En el caso de “Helsinki” es la crisis por cómo una pareja con talento, con formación y relativamente joven no encuentra oportunidades en España y han de irse a Helsinki. En el caso de “Madrid” que, si todo va bien, esperamos poder estrenar en 2022 es un recorrido por el Madrid actual de una pareja que se conoció veinte años antes, en el Madrid del año 2000, y cómo ha ido cambiando Madrid en esos años y cómo esos cambios como adaptarse a una gran ciudad, cómo demoler ciertas expectativas que te creabas cuando llegabas y cómo a veces no se cumple lo que soñabas. Las tres son, que es importante también, tres historias de amor. Sabemos que las historias de amor también tienen desamor y eso está presente en las tres obras.
Es una historia que habla del amor, pero no precisamente de ese amor que nos venden los cuentos de Disney de “felices para siempre”. ¿Qué le llevó a escoger esta temática?
Yo escribo también novelas y el amor siempre ha estado presente de una manera u otra en mi obra. Es un tema que me interesa. Al final, siempre cuando pensamos en literatura, en cine y en teatro hay seis o siete temas de los que hablar: la amistad, la muerte, el amor, el dolor…Al final, hay una serie de temas comunes que podemos tratar los autores y el amor es uno de ellos. Es algo que me interesa y me gusta tratar pero, como dices, no es una comedia romántica. El otro día hablábamos con la gente del equipo qué género podría ser la obra, no sabíamos si llamarlo drama, drama romántico, drama con tintes de comedia o comedia con tintes de drama o dramedia. No sabíamos cómo definirlo porque, como en todas las historias de amor, hay amor, dolor, momentos buenos y momentos malos. Como tú dices, está alejado de una comedia romántica de Hollywood. Estaría más cerca, probablemente, de “Historia de un matrimonio” o de este tipo de historias que abrazan tanto la parte de comedia, de los buenos momentos y los días de rosa como los momentos difíciles que hay en todas las relaciones. Incluso en las relaciones que prosperan hay momentos de dificultad en las parejas.
¿Cree que establecer un arquetipo de pareja ideal perjudica a la sociedad al esperar que sus relaciones sentimentales sigan ese ideal de perfección?
Yo diría que no hay que ponerse un ideal de perfección en la vida porque sería muy aburrida. Creo que hay que entender que en la vida se pierde más que se gana, que también es parte del atractivo de vivir, estar preparado para las victorias y para las derrotas y encontrar refugio en la tristeza, siempre es emocionante. Creo que no existe la pareja ideal y, si existe, yo aún no la conozco y aunque exista en esa pareja ideal, da igual el tipo de relación que sea, no tiene porqué ser ni siquiera una pareja, siempre hay momentos buenos y malos. Evidentemente una obra de arte, una novela, una película o una obra de teatro siempre es una estilización de la vida pero en la medida en que a mí me gusta intentar, si es posible, recoger la verdad y la esencia de las cosas. En ese sentido no puede decir que todo es de “color de rosa” porque no es así en la vida.
Como he mencionado antes, es la segunda obra de una trilogía, la primera se titulaba Roma. ¿Por qué escoge títulos que nos transportan a ciudades europeas? Y, en este caso, ¿qué relación tiene la capital de Finlandia con la obra?
Bueno al final esto va surgiendo de un modo casi intuitivo. Cuando escribí “Roma” está ambientada curiosamente, no en Roma, en una de esas ciudades dormitorio que se crearon durante la burbuja inmobiliaria. Es la historia de Ana y Marcos, una pareja que compraron un piso justo antes de que explotara la burbuja en una de estas ciudades que se crearon a las afueras, en este caso, de Madrid que se empezaron a construir, compraron el piso y luego se quedó a medias todo. Se quedan encerrados en una especie de cárcel, en su piso porque no tienen ni servicios públicos, viven lejos de todo y, de repente, se han dado cuenta de que les ha cogido ahí y se quedan encerrados. Pero, durante la historia, recuerdan un año que ellos pasaron en Roma, un año de sus días felices. A partir de esa idea, que siempre era una historia de amor en la que lo social afectaba a lo íntimo, decidí explorar eso con otros temas sociales y al explorar eso me pareció que darle continuidad a la trilogía estaba bien, desde el punto de vista formal, hablar de tres ciudades. Me gustaba terminar en Madrid que, aunque no es mi ciudad, digamos que es mi ciudad “adoptiva” y hacerla en Helsinki porque creo que reflejaba bien este tema de la “fuga de talento” a países donde valoran más el tema de los científicos, de la investigación y de la formación como es Finlandia. Y, en el caso de “Madrid”, quería terminar con algo más cercano a mí y a mi propia experiencia vital en la ciudad.
«Siempre en toda mi obra, tanto en literatura como ahora en teatro, la parte social es muy importante. En el caso de “Helsinki”, es evidente.»
La mayoría de las obras literarias esconden una crítica, una reflexión o una metáfora que hará que el espectador sea partícipe. ¿Cuál es el objetivo de su obra?
Siempre en toda mi obra, tanto en literatura como ahora en teatro, la parte social es muy importante. En el caso de “Helsinki”, es evidente. Se comenta mucho las dificultades que tiene para prosperar la gente formada en España, en este caso, en el mundo de la investigación y de la ciencia pero también el personaje de Marcos. Es un periodista que está en paro, que ha estado vagabundeando por diferentes medios siempre sin conseguir, a pesar de su talento, la estabilidad. Entonces las dificultades para acceder a un mercado de trabajo sólido son las que están más de referencia en el caso de “Helsinki”. En toda mi obra, incluso en las que son más de comedia, siempre el elemento social está muy presente porque me interesa y porque creo que es también parte de mi labor como creador.
Usted comenta que Helsinki es “una historia de amor que no logra vencer a sus enemigos”. ¿De qué clase de enemigos se refiere?
Voy a intentar no desvelar demasiadas cosas porque, a veces, una historia de amor puede terminar mal. No estoy diciendo que la obra termine mal precisamente. Pero sí me planteo muchas veces que, como tú decías, en las comedias románticas parece que el amor puede con todo y, a veces, el amor no puede con todo. Entonces yo me lo pregunto simplemente: si el amor es suficiente para romper todas las barreras. Una barrera es evidentemente las dificultades para encontrar un trabajo, la sensación de que te tienes que ir fuera, la pérdida de referencias y el alejamiento respecto a tus raíces. Son temas que se plantean a lo largo de la obra y a los que tienen que hacer frente cada uno de los personajes, pero los dos juntos como pareja en su historia de amor. Eso es a lo que me refiero cuando digo que, a veces, puede que el amor no sea suficiente para enfrentarse a estos enemigos o barreras que se plantean en la vida de las personas y en la vida de las relaciones.
¿Cómo definiría a los protagonistas de la obra, Ana y Marcos?
Ana es una microbióloga, una científica muy bien formada. Es una mujer muy práctica que ha trabajado muy duro porque es, verdaderamente, una persona con mucha capacidad y que le llega quizás un poco tarde porque ha estado yendo de una beca a otra en España con pocas posibilidades económicas en una situación de clara precariedad. De repente, ha encontrado su lugar en el mundo y puede explotar todo aquello para lo que se formó. En ese sentido es divertida, es también muy práctica y, desde luego, con una gran capacidad de trabajo y de desarrollar su talento.
En cuanto a Marcos, es más sensible, es una persona también con talento pero el paso del tiempo y el no haber conseguido un trabajo estable también le ha mermado en su seguridad. Es una persona también más insegura por esa sensibilidad y porque no ha podido explotar su talento y su creatividad. Esa inseguridad se hace patente a lo largo de la obra y también le afecta en el sentido de que Ana sí que encuentra en ese momento durante la obra su lugar en el mundo y él va perdiendo ciertas referencias por su sensibilidad, su inseguridad y porque ha llegado ese momento en el que se da cuenta de que a lo mejor en la vida tiene que demoler ciertas expectativas que se había creado.
El personaje de Marcos podría ser un reflejo personal de su creador dado que en la sinopsis comenta que es un periodista que considera que al cambiar de aires puede dedicarse a esa novela que nunca ha tenido tiempo de escribir, ¿hay algo de autobiográfico en este personaje?
Bueno, es posible (risas). Al final, cuando escribes, a veces el personaje que tú piensas que más habla de ti o que más puede hablar de ti a lo mejor no habla tanto porque va adquiriendo su propia vida. Al final, pierdes poder o influencia sobre ellos. Creo que estoy en parte en Marcos, pero también estoy en parte en Ana y probablemente, si tuviera que definirme, yo sería un “Frankenstein” de todos los personajes que he ido creando a lo largo de mis novelas, de mis guiones o de mis obras de teatro.
Mariona Tena es la actriz que encarna el papel de Ana, ¿qué fue lo que le motivó a escogerla para interpretar a este personaje?
Yo soy el dramaturgo, eso lo escogió Olaya Pazos, la directora de la obra. En “Helsinki” vio algo diferente que le apelaba, una historia que ella quería contar y quería poner sobre las tablas. Entonces a partir de que decidimos que ella lo iba a dirigir y, de hecho, está haciendo un trabajo increíble incorporando a un equipo de múltiples disciplinas y llevando la obra al texto mucho más allá de lo que yo habría podido imaginar cuando lo escribí, decidió tanto con Mariona Tena en el papel de Ana como con Pablo Castañón en el papel de Marcos porque había trabajado con ellos en un cortometraje que hicieron durante el final del confinamiento que se llamaba “La casa de cristal” y tuvieron una experiencia muy positiva. Están todos entusiasmados con el proyecto y la verdad que todo ese universo visual que está incluyendo Olaya con elementos de vídeo y elementos fotográficos con una escenografía de la artista sevillana Julia Llerena. Creo que va a ser sorprendente y le está dando un lirismo y un aire poético y simbólico a la obra que creo que eleva el texto.
La falta de oportunidades laborales en nuestro país fue el detonante de su marcha a otra ciudad, ¿es aquí donde reside el peso dramático?
Sí, digamos que cuando haces una obra en cualquier tipo de creación artística siempre hay un texto, un subtexto y un contexto y, en este caso, el contexto es ese y es el detonante. La obra empieza con la llegada de ellos a Helsinki luego, a lo largo de la obra, conocemos porqué se han tenido que ir. La primera escena, el primer momento, es su llegada subiendo las cajas a su nueva casa que no deja de ser su nueva vida. Entonces sí, probablemente, ese es el contexto en el que se desarrolla luego toda la acción dramática.
En lo referente a la puesta en escena, ¿apuesta por una escenografía compleja y detallada o, por el contrario, centrará la atención del público en la interpretación con una escenografía sencilla?
Hay que dejar claro que esta parte, te la puedo contar porque estoy en el proyecto como productor, pero es un trabajo de Olaya. Además, son mujeres todas las que llevan el impulso de toda la producción porque Olaya es la directora y junto a ella está Julia Llerena como escenógrafa, Dolores Chaplin como arte y vestuario, la poesía de Sara Torres. Juegan un mix digamos. Por un lado, es muy importante que ellos dos siempre están en escena durante toda la obra, hay algún momentito en el que sale alguno, pero prácticamente están los dos en la obra. Hay mucho texto, hay mucha intensidad y emoción tanto yendo hacia el drama como yendo hacia la comedia pero a la vez en la puesta en escena, sin desvelar demasiado, hay una poética y un lirismo y simbolismo muy representativo tanto en la iluminación como en los visuales que hay como en la propia arquitectura y escenografía. Con los medios que contábamos hemos apostado por una escenografía muy limpia para reflejar ese aire nórdico pero también con un punto muy lírico que le aporta, en este caso, Julia Llerena que es una artista que hace su primera incursión en la escenografía teatral. Hay toda una amalgama de personas de un equipo muy multidisciplinar trabajando en la obra para conseguir potenciar la actuación de los actores y, a la vez, que tenga fuerza por sí misma la escenografía y la puesta en escena.
«Cuando hay una crisis significa que tenemos que tomar decisiones y el conflicto es algo que tiene que estar presente siempre en cualquier narración o en cualquier obra de teatro»
Estamos ante una crisis matrimonial, ¿en qué momento se pierde esa complicidad?
Sí, trata de una crisis vital y una crisis existencial en determinados momentos que afecta a un matrimonio, a una pareja. Lo que pasa es que, de las crisis, a veces se sale y a veces no. Vamos a dejar esa parte de misterio para que la gente vaya a ver la obra al teatro. Al fin y al cabo, crisis viene del griego y significa “cruce” entonces es un cruce de decisiones. Cuando hay una crisis significa que tenemos que tomar decisiones y el conflicto es algo que tiene que estar presente siempre en cualquier narración o en cualquier obra de teatro. Entre la pareja protagonista, no sé si puedo desvelar demasiado, hay un viaje que ellos viven y tiene sus momentos buenos y malos. Una de las intenciones que tiene Olaya y, en la puesta en escena creo que ha conseguido a la perfección, es que en ese viaje se sienta muy metido el espectador. Llega un punto en el que vives esa intimidad que viven ellos dos, esos buenos momentos y malos momentos. Es una de las claves de la obra que, cuando ellos pierden la complicidad o cuando ellos están bien, tú también te sientes con ellos entonces te alegras cuando a ellos les va bien y sufres cuando a ellos les va mal. Es una de las claves de ese espacio íntimo que se crea en la obra.
Nos encontramos rodeados de referentes de los que tomar una estética, una temática innovadora… en su caso, ¿se fijó en algún referente a la hora de abordar esta temática de desamor?
La verdad es que cuando escribes tus referentes siempre están vivos en tu mente y te afecta lo que estás leyendo en ese momento, lo que has leído a lo largo de toda tu vida, lo que has escuchado…Entonces, a veces, desde una canción, una obra de teatro, un libro, una película, una conversación en un bar…todo es material susceptible de ser usado por un dramaturgo en este caso. Entonces no tengo una única referencia y sí que intento cuando escribo partir de una historia que puede parecer que estás en un cliché que es simplemente la historia de amor de una pareja y luego ir alejándome de ese cliché. Es algo que siempre intento porque, al fin y al cabo, necesitas que los personajes y las relaciones de los personajes tengan vida, sean lo más reales posibles y si estás anclado en los clichés o en los arquetipos no lo consigues. Entonces esa es la clave, pero no hay una referencia única, hay una referencia siempre múltiple y diversa y creo que así tiene que ser.
Esta es una pregunta más personal, pero si tuvieras que quedarte con una sola obra de toda la temporada madrileña anterior, ¿cuál sería?
Es muy difícil porque hay mucha creación en el teatro madrileño y es complicado elegir una. Hay un autor que para mí es referente como escritor que es Juan Mayorga. Entonces creo que todas las obras de Juan Mayorga. Tenemos el honor de tener a este dramaturgo inmenso en nuestro país y mucha de sus obras son representadas. Se representó en el Centro Dramático Nacional esta última temporada “El chico de la última fila” una versión de Andrés Lima y creo que es una obra de referencia tanto por la calidad del texto, que es indudable y todos la conocemos, como por la adaptación. Si tengo que decir una, diría esa.
¿Pretende que su obra sea conocida a nivel nacional?
Ese es el gran objetivo de la obra. Por suerte he tenido otras obras que han estado y están en gira nacional. Nosotros vamos a estrenar ahora en el Teatros Luchana aquí en Madrid y, a partir de unas funciones en Luchana, tenemos una distribuidora a nivel nacional que va a empezar a mover la obra entre las redes de las comunidades autónomas y el objetivo es que a lo largo de 2022 gire por toda España. Tenemos contacto ya con teatros y tenemos acuerdos para funciones. De momento, vamos con el primer paso que es Madrid y Teatros Luchana, pero la idea es girar a lo largo de 2022 por España y terminar, de nuevo, en Madrid el recorrido como siempre hemos hecho con otras obras y tenemos intención de hacer con esta.
¿Por qué no puede perderse el espectador esta obra?
Porque es una historia de amor más grande que la vida y, al fin y al cabo, nosotros en la vida tenemos momentos buenos, momentos malos pero las grandes historias las tenemos que ver en la pantalla o, en este caso, sobre las tablas. Creo que es una historia que te hace reír, te hace llorar y nos consta porque hemos invitado a gente a ver los ensayos y les ha hecho reír, les ha hecho llorar y les ha hecho emocionarse. Eso, para nosotros, es un placer inmenso y creemos que estas historias de amor, más grandes que la vida, tienen que ser contadas y tienen que ser vividas por todos. No es solo por el texto, hay un elemento clave que es lo que te comentaba antes, de esa intimidad, esa sensación de estar sentados en el sofá de ese salón de esa casa en Helsinki con ellos. Cuando ellos están bien, tú estás a gusto y cuando ellos sienten frío, el frío del clima exterior que inunda y penetra en su interior, tú también lo sientes. Realmente, las emociones están a flor de piel durante los setenta minutos que dura la obra sobre el recorrido en el que acompañamos a esta pareja. Creo que, en gran parte, por la labor de Olaya al frente con todo su equipo han conseguido que la obra sea muy emocionante y la verdad es que, olvidarse de todo por un momento y apagar el teléfono y durante setenta minutos meterse en una historia que te emocione para mí, como autor del texto, me parece lo máximo a lo que podía aspirar y por eso estamos muy felices, muy ilusionados, expectantes, nerviosos y todo lo que se puede estar de cara al estreno el 19 de noviembre.
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